Símbolo de distinción y clase, el rebozo de seda es famoso por su porte, incluso es tan fino y delicado que puede pasar a través de un anillo. Descubre más acerca de la historia del rebozo de seda y porque Santa Maria del Río es famoso por producirlo.
Después de la fundación de Santa María del Río, los frailes franciscanos favorecieron la elaboración de artesanías, entre las que destacaba el rebozo de seda, el cual era fabricado por seda proveniente de Oaxaca y tiempo después proveniente de China.
La elaboración de este rebozo, ha sido durante generaciones una actividad familiar que se va heredando, en la actualidad se puede realizar en telar de cintura o de pedal.
La elaboración del rebozo de seda en el telar de pedal, se compone de un proceso muy laborioso en el que llegan a haber hasta 200 pasos y en los que intervienen varias personas, al menos dos, el tejedor y la empuntadora.
El tejedor es el encargado de crear el lienzo del rebozo de seda, mientras que la empuntadora es la persona encargada de crear las puntas o el rapacejo del rebozo, para darle el toque final.
Parece muy fácil reconocer un rebozo de seda, pues basta sentir la tela deslizarse suavemente por tus dedos. Pero hay otra forma de identificar su autenticidad: la seda adquiere colores crudos, de apariencia natural, y es imposible darle una tonalidad totalmente blanca; la artisela o seda artificial, sí tiene matices brillantes y blancos absolutos.
Un secreto para descubrir si el rebozo está hecho de seda natural y no de fibras sintéticas es hacer pasar el rebozo por un anillo. Solo los de seda natural podrán superar la prueba.